La genética nos está ayudando a explorar enfermedades de origen genético, de forma rápida y completa. También a validar nuevos biomarcadores en el campo de la I+D, a desarrollar nuevos fármacos y a identificar de forma rápida candidatos para ensayos clínicos.  No podemos olvidar que,  más del 70% de las dolencias poco frecuentes son de carácter genético. Con lo cual, estas tecnologías estarían dando esperanza y, en algunas ocasiones, una mejor calidad de vida a través de un abordaje más preciso y localizado.

También debemos tener en cuenta las múltiples herramientas que está aportando en la lucha contra el cáncer. Los estudios genómicos son cada vez más habituales en la práctica clínica diaria y ayudan a los especialistas a encontrar con mayor facilidad el origen de un tumor, sus características y el mejor tratamiento para manejarlo.  Además de mejorar la calidad de vida del paciente evitándole terapias innecesarias.

En este contexto, podemos afirmar que el estudio de la genética y su extrapolación a la práctica clínica diaria está aportando beneficios a la sociedad y al sistema sociosanitario. Y parte de sus resultados se están recogiendo a través del programa IMPaCT (Infraestructura de Medicina de Precisión asociada a la Ciencia y Tecnología), iniciativa diseñada para prestar servicio al sistema de I+D+i con orientación a la Medicina de Precisión, que está sirviendo para potenciar la generación y transferencia de conocimientos en el Sistema Nacional de Salud (SNS).

 

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